El zapatazo, ese acto tan de moda y que tanto significa para el mundo musulmán, es el centro de nuestro tema.
¿Y después del zapatazo qué pasa con ese pobre hombre? Todos hemos soñado alguna vez que nos miramos a los pies y estamos descalzos, qué horror, una pesadilla de la que queremos despertar!!
Pues imagínense una conferencia cualquiera y en mitad de ella un buen zapatazo, con un zapato negro, con campanillas, con tacón desgastado y polvorientos porque en Tarracota la mayoría de las calles están sin asfaltar. Un zapato vuela y se arma el revuelo dirigido al conferenciante; que si " cacho cabrón dónde está nuestro dinero"," mándate un chute de leche en polvo","perro desnutrido","mándate a mudal", etc,etc...
Se va apaciguando el alboroto y en una esquina de la sala se ve a un hombre apoyado sobre un pie. El otro, apoyado en su rodilla, del que asoma un calcetín color café con leche, desgastado y casi transparente por el talón. A la altura del dedo gordo un pequeño agujero donde asoma una uña espolonada y dura como la concha de una lapa de fondo.
Sería buen momento para jugar a rolón, rolón...quién fue?, pensó el hombre en su descargo y un tanto arrepentido por lo que acababa de hacer. Mejor sería jugar a alerta el cinco...y salió corriendo de allí.
¿Cómo llego hasta casa con la amenaza de tormente perfecta que hay y apoyado sobre un pie?...si tuviera la chola yugoslava, fue el siguiente pensamiento que le asaltó su cabeza.
Quería comprobar de primera mano la predicción meteorológica y se acercó hasta la nasa, qué mejor sitio para verificarlo. A la entrada, y confiando en tener mejor suerte dijo, Chile dame el dos y Jero ponme un euromillón para el sábado que perdí la suela del zapato.
Desde el fondo del local meteorológico alguien dijo, " cuidado que está fregado y te vas a resbalar descalzo, este local tiene corriente trifásica y te quedas pegado"- Tranquila señora, la toma tierra la tengo en el tacón de este zapato y, al mismo tiempo, golpeo con el nudillo sobre el mismo y un sonido hueco a caoba así lo demostró.
Con la suerte e ilusión en los bolsillos siguió camino a casa y aunque había anuncio de tormenta, él miraba y miraba al cielo y no veía más que el cielo rojito como cuando la virgen está planchando.
Pensaba en qué le diría a su mujer al verlo aparecer con un solo zapato, los que le había regalado en la semana santa pasada, los que llevó al estreno de la pasión de cristo y salieron moteados de sangre por los abusos de los latigazos de los romanos. Mira que indultar a Barrabás y a este muchachito las perrerías que le hicieron.
Casi sin darse cuenta llegó hasta el portal de su casa, tocó el portero ( contraseña simón-sevilla, fue la última que le quedó memorizada de su paso por la mili),subió al primer piso, entró y al encontrarse a su mujer con cara de no entender nada le dijo: cariño, Rayito, el bailaor flamenco calza un 9 como yo y le envié mi zapato para que me lo firmara.La mujer, incrédula, le dijo: Antonio Manuel, zapato de mujer...
Fdo. Goyo
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