jueves, 4 de marzo de 2010
CENTAUROS DE LA ATOPISTA
La carretera se retuerce y yo me dejo llevar. El viento golpea mi cabeza y me ayuda a olvidar, olvidar aquello que fui y lo que pude llegar a ser. Lo que soy ahora, lo que realmente simbolizo, ya no importa. Mi abominable ser pasa casi inadvertido ante la gente, y es que la culpa se sienta a mi lado y me recuerda que no me libraré de ella. Yo para intentarlo corro, corro por esta autopista que es la vida, pero siempre me persigue este sentimiento de culpa por lo que soy.
Esta vida en la que me toca vivir es como una autopista sin fin que recorro día y noche al galope. Esta carrera me aburre y me provoca infelicidad, la cual me invita a terminar esta carrera, es decir, con mi vida.
La verdad es que lo he intentado muchas veces. Si, me he matado más de mil veces pero no consigo morir. Justo cuando ya pienso que termina mi existencia siempre aparece alguien que recuerda lo que soy y me hace revivir. Renazco es su mente y me transporto a la vida de nuevo.
Después de uno de estos bajones suelo resurgir con más energía y fuerzas. En este punto ya no me siento culpable por lo que soy, simplemente voy al herrero a ponerme herraduras de oro en los pies. Esto me da la oportunidad de correr, devorar kilómetros por esta larga y feroz autopista que es la vida.
Sí, amigos, sí. Soy un centauro, ser mitológico repudiado por muchos y admirado por otros, os puedo asegurar que existo. En ocasiones me avergüenzo de lo que soy, puesto que me veo raro y me considero más animal que hombre. Por el contrario muchas otras veces saco mi pecho a pasear por el orgullo que siento al comprobar que mi naturaleza quizá sea mucho menos animal que la de muchos hombres debido a su comportamiento ruin y mezquino.
La autopista esta hecha para correrla según la velocidad que cada uno pueda ser capaz de llegar a alcanzar. Nunca debes sentirte culpable por ser distinto de los demás. Esta lengua de negro asfalto que es la vida tiene capacidad para albergar a todo tipo de vehículos. Tú puedes ser el coche que elijas, todos caben, incluido tú, boby.
FDO. El Chamo
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