miércoles, 24 de febrero de 2010

timothy y la fabrica de chuflas


Nunca desveló el secreto. Una de las razones por las que tal vez no lo hizo era por ser sordomudo de nacimiento. Esto, sumado a un inexplicable corte de pelo y una delgadez inquietantemete exagerada, obligaban al pequeño Timothy a permanecer en el desván de la casa de su tío Glenn observando por una pequeña claraboya a los demás chicos jugar al morro fuera canario.

Era una de esas tardes de finales de verano en las que la fresca brisa de la cercana primavera se hacia notar en un pequeño pueblo de Arkansas. Timothy en el desván espiaba a los chicos jugando al futbol y a las chicas, las cuales jugaban a un extraño juego llamado brislé. Cual no fue su sorpresa cuando de entre ese nutrido grupo de jovencitas pueblerinas irrumpió una chica de una belleza inusitada.

La larga y dorada cabellera, muy cuidadosa y regularmente tratada con jabón de pitera (aloe vera), brillaba y despedía un aroma que hasta el día de hoy nuestro amigo aun recuerda. Dicho aroma vino acompañado de un a grata sorpresa que cambiaría la vida de Timothy. Bragas!!!!! Si amigos, bragas. La chica en cuestión se agachó para recoger la pelotita y regaló a los marchitos y sobrios ojos del chico una panorámica hasta ahora desconocida para él.

Timothy notó como algo crecía en el interior de sus pantalones. Si queridos lectores, su primera erección provocada por una calenturienta y descocada chica de ciudad.

Lo demás ya lo podeis imaginar. Digamos que el chaval en ese mismo momento aprendió una valiosa lección. Cunado un salido te expíe a través de una ventana, tienes que tener en cuenta que al brislé no se puede jugar con faldas porque se te ven las bragas.

No sean mal pensados. De la primera masturbación de Timothy ya hablaremos otro día

Fdo. Babilonia

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